Musulmanes en el Reino de Valencia:
1238 - 1609
Valencia, 24 de Octubre de 2009
Como responsable del Área de Ciudadanía y Dialogo
Interreligioso, de la Muy Ilustre Academia Internacional de Ciencias,
Tecnología, Educación y Humanidades, y de cuantos en la actualidad han querido también
sumarse a esta petición, nos dirigimos con el debido respeto, al Cabildo de la
Catedral de Valencia, para hacerles llegar esta iniciativa que próximamente
quisiéramos dirigir a SS. MM. Los Reyes de España, a la Presidencia del
Gobierno, a la UNESCO, así como también a las más altas instituciones de
nuestra Comunidad Valenciana, con la intención de que también ellos puedan
interceder ante el Cabildo de la Catedral de Valencia, para que como un gesto
de la más alta sensibilidad, pueda ser retirado el gran cuadro, de Vicente
López, que se encuentra en nuestra Catedral, en la misma capilla donde se
custodia y venera la más importante reliquia del cristianismo como es El
Santo Cáliz de la Última Cena, al igual que no hace mucho tiempo, se
procedió con discreción a retirar una imagen de Santiago “Matamoros” en la
Catedral de Santiago de Compostela. Porque dicho cuadro de nuestra Catedral,
hace alusión al dramático destierro, que no fue sino el desenlace de la muy
injusta e inhumana existencia, que tuvieron que sufrir los Moriscos españoles hasta
el S. XVII, cuya sombra pesa aún sobre nosotros, y los actuales descendientes de
aquellos compatriotas, frente a los cuales aún debemos asumir una responsabilidad
histórica así como una deuda de honor y de justicia.
Mediante un edicto, en el año de 1526, fueron forzados a
convertirse al cristianismo, todos los mudéjares que habitaban en España, pero
ante el fracaso de los intentos de conversión y asimilación, al resistirse al
abandono de sus señas de identidad, siete años después de la promulgación de la
ley por el Consejo de Estado, aludiendo a razones políticas, religiosas y
culturales, el 9 de abril de 1609, los reyes ordenaron la ejecución de la ley y
el destierro con el pretexto de poner fin a la situación de tensión, que había
sido creada por su presencia en algunos territorios. Más tarde frente a la
historia se pretendería justificar tan moralmente reprobable y ruinosa
actuación, como una medida necesaria de protección frente una minoría apóstata y
desleal.
Víctimas de una fanática inquina y de complicidad de
distintos ámbitos, también encontraron defensores de la convivencia como Pedro
de Valencia que escribió en 1608 para el confesor del soberano, su “Tratado
acerca de los moriscos de España”, donde rechazaba toda violenta solución y
llegaría a escribir en él: …lo que se
halla en juego no es el destino de una minoría, sino la decisión acerca de si
España podrá seguir llamándose una nación cristiana. (1)
Lamentablemente hasta 1614, el destino de aquel pueblo no
pudo ser más desdichado, aproximadamente costó la vida de un tercio de ellos. Alrededor
de 350.000 personas sufrieron la expulsión, que constituyó el final de una
presencia de nueve siglos de cultura hispano-musulmana en al-Ándalus, y a
consecuencia de ello fueron acogidos en distintos países árabes, en los cuales
tras sufrir penosas vicisitudes, los supervivientes acogidos con desconfianza, habrían
de integrarse en ellos como si constituyeran una nueva raza, siendo reconocidos
como “andalusíes”.
Coincidiendo con la celebración del Cuarto Centenario de
aquellos bárbaros y trágicos acontecimientos, en el Parlamento Andaluz se
presento una declaración institucional en su reconocimiento, y también a través
de una iniciativa ciudadana se propuso la candidatura al “Premio Príncipe de
Asturias de la Concordia 2010”, para los descendientes de aquellos Moriscos,
con la intención de que pudiera ser restituida su memoria y no queden en el
olvido aquellos trágicos sucesos, que pertenecen a nuestra historia colectiva,
porque todavía hay que seguir trabajando para erradicar los prejuicios, las
intolerancias, y fomentar un futuro de convivencia entre los seres humanos y
las culturas.
En la actualidad, al comienzo de este tercer milenio de la
Era Cristiana, esta excepcional pieza arqueológica del Santo Cáliz de Valencia,
que comparte capilla con el mencionado cuadro de la expulsión de los moriscos,
adquiere una relevante trascendencia, porque además de representar la más
preciada reliquia del pasado, también sustenta el inmenso valor simbólico de
representar el motivo central del mito más importante de nuestra cultura
durante los últimos siglos, y que ha sido conocido por todos como el mito de la
búsqueda del Santo Grial, pero sobre todo también por otro sorprendente
hecho, que hasta ahora no ha sido suficientemente divulgado, y que expondremos a
continuación, porque lo convierte en un nuevo símbolo lleno de esperanza para
el futuro.
Es de reconocer que en estos últimos tiempos las
Instituciones Valencianas, aunaran sus esfuerzos con la intención de dar a
conocer esta relevante reliquia a un más amplio sector del público, y durante
el año 2008, se pudo disfrutar ya de un espacio creado en la web de la
Catedral, que desde entonces permanece abierto a todas las miradas, desde los
cinco continentes: http://www.catedraldevalencia.es/el-santo-caliz.php.
Asimismo se realizo un documental para la TV, y se trajo a nuestra ciudad el
estreno de la magna ópera de Wagner, Parsifal, así como también se llegó
a organizar con gran éxito, el Iº Congreso Internacional sobre el Santo Cáliz.
Pero más allá de todos estos eventos, se puso la mira en el importante momento
histórico que representaría, el reconocimiento por parte de la UNESCO, del
Santo Cáliz de la Catedral de Valencia, como bien del Patrimonio Cultural de
la Humanidad.
En este
citado Iº Congreso Internacional, se contó con la participación del
historiador, antropólogo y filólogo por la Universidad de Goettingen, Michael
Hesemann quien basándose en el trabajo de otro prestigioso filólogo alemán, el
profesor Hans-Wilhelm Schäfer, publicó su libro El descubrimiento del Santo
Grial, que gozó de amplio reconocimiento, cuando fue editado en Alemania en
el año 2003. Él planteaba que los romances medievales franceses y alemanes
sobre el Santo Grial pudieran estar inspirados por la veneración a este Santo
Cáliz, que sin duda alguna se encontraba en aquél entonces en las montañas
Aragonesas, en el Monasterio Mozárabe de San Juan de la Peña. Su teoría se
basa, en que en el Parsifal de Wolfram von Eschenbach (1205), no solo se
utilizan expresiones españolas, así como también nombres de figuras históricas
Españolas y Aragonesas sino que lo que es más importante, se menciona
expresamente que la historia del Santo Grial se origina en España y que Guiot de
Provins, el trovador francés que visitó la Corte de Alfonso II de Aragón en
1174, había conocido esa historia en la misma ciudad de Toledo y que en la base
del Grial se encontraba una enigmática inscripción, al igual que en Cáliz
Mozárabe de Valencia
También
Wagner llegaría a situar la trama de su opera Parsifal, en las montañas
del norte de España, donde un camino a través del bosque conduciría al dominio y al castillo del Grial, llamado
"Montsalvat". Ahora en la actualidad una vez más el mito se solapa con
la historia, cuando en nuestros días el genio creador del cineasta alemán
Werner Herdog, que realizó una colosal escenografía para la representación de
esta magna obra en el Palacio de La Opera Reina Sofía de Valencia,
fascinado por la fuerza simbólica de esta reliquia, utilizó una reproducción
del Santo Cáliz, para llevar a cabo la excepcional escenografía que diseñó para
aquella ocasión.
Así vemos, como se han llegado
a conciliar a lo largo del tiempo en esta inigualable pieza arqueológica, tanto
su valor y dimensión histórica, como también su valor simbólico y legendario,
que aún continúan tan vivos en la actualidad. Fue en este ámbito
del pensamiento psicológico y simbólico, donde Carl Gustav Jung, con su
descubrimiento de los arquetipos, el inconsciente colectivo y el fenómeno de la
sincronicidad, abriría una decisiva puerta en el conocimiento del alma humana, y
quien alentó a la Dra. Marie-Louise von Franz, la más estimada de sus
colaboradoras, para que ella terminara el trabajo al que había dedicado treinta
años de estudios e investigaciones su misma esposa y que tiene por título, La
Leyenda del Grial desde una perspectiva psicológica (2). No cabe duda de
que este trabajo de Emma Jung y Marie-Louise von Franz, es el más riguroso
estudio de valor simbólico, que se ha realizado hasta la actualidad, sobre este
trascendental mito de nuestra cultura. En él se pone de relieve que
psicológicamente visto, El Santo Grial representa el recipiente de la
totalidad, el contenedor de una manifestación del Eros y un aspecto del
principio femenino y del amor, como única fuerza capaz de unir a los opuestos.
Para Marie-Louise von Franz las obras de la poesía popular
entorno al mito del Santo Grial, anticipaban el problema religioso del hombre
moderno, consistente en la tarea de la conciliación de los contrarios en su
propia alma, porque desde el punto de vista psicológico, estas leyendas
representaron la búsqueda de la esencia femenina integradora y curativa que
estaba simbolizada por la sangre salvadora de Cristo, lo que vendría a
completar la unilateralidad de nuestra cultura patriarcal.
Ella pensaba, que quizá C.G.Jung pasaría a la historia,
como aquel buscado caballero que recuperó para la sociedad moderna el
desaparecido Grial, y con él, el principio femenino del Eros, por la heroica
tarea que realizó, tanto en su vida personal como en su obra científica, al
rehabilitar e incorporar la función psíquica del sentimiento, junto a los
argumentos racionales, en nuestra civilización contemporánea, en la cual hasta
ahora han prevalecido de manera prioritaria y unilateral los valores
patriarcales e intelectuales. (2)
La Coronación de la Virgen. Velázquez
Por eso Jung, consciente de la trascendencia que desde el punto de vista
simbólico representó la proclamación por parte del Papa Pío XII en 1950, del
Dogma de la Ascensión del cuerpo de la Virgen María a los cielos, y que tuvo
lugar frente al asombro de todos los racionalistas, consideraría que desde un
punto de vista simbólico, había significado en el seno de la Iglesia, el mayor
acontecimiento que ha tenido lugar después de la Reforma Protestante, porque
este Dogma incorporaba definitivamente el principio femenino al cielo
trinitario y patriarcal cristiano, por lo que en el futuro decía él, esto daría
lugar a una profunda transformación en nuestra sociedad, que tendría enormes
consecuencias y desencadenaría importantes cambios.
Efectivamente,
independientemente de la profunda trascendencia que esto tiene en cuanto a la
dimensión psíquica individual, hoy podemos también ver como se han
concretado en nuestra sociedad contemporánea esos valores femeninos, a través
de la importancia que tuvieron las apariciones marianas durante el siglo
pasado, o la fuerza que adquirió el movimiento de liberación de la mujer, los
avances en la igualdad de derechos y la no-discriminación, así como también el
culto al cuerpo, la libertad sexual y el progresivo despertar de la conciencia
ecológica, hacia un mayor respeto y conservación de la Naturaleza. Mención especial
merece el milagroso espíritu de Eros, el principio de relación, que actualmente
está emergiendo y desarrollándose en la naciente Sociedad de la Información
y del Conocimiento, en nueva era digital, donde han quedado
abolidos el tiempo y el espacio, y que permite mantener vinculados
simultáneamente a millones de seres humanos, a la vez que paradójicamente, los
preserva y estimula en su propia creatividad e individualidad, frente a las
tendencias a la manipulación, y la masificación colectiva e impersonal, que por
todos los medios trata de ocultar el espíritu de la verdad de la información,
que quiere encarnarse en la nueva sociedad.(4)
Marie-Louise
von Franz, tres meses antes de su muerte en 1998, y tres años antes del
tristemente famoso 11 de Septiembre, refiriéndose al simbolismo de esta pieza
arqueológica del Santo Cáliz, proclamó que “... la tarea del futuro sería
sin duda la reconciliación del Cristianismo y el Islam, pero que esto nunca se
podría llevar a cabo, solo mediante el Logos o nuestra forma de pensar
exclusivamente racional, sino que habría de ser también incluido el sentimiento
y el Eros...”. Pocos meses después de su muerte, pudimos ver finalmente
publicado su último trabajo, en el que precisamente, ella había realizado un
profundo comentario psicológico de un manuscrito árabe del s. X: Hall
Ar-Rumuz / La Clarificación de los Enigmas, (5) donde se hablaba del
espíritu del Eros en la alquimia Árabe, y que fue escrito por un conocido
místico y alquimista hispano-musulmán, Muhmmad Ibn Umail, también conocido como
“Senior el Andalusí”.
Fue con motivo del homenaje que se realizó en Küsnacht,
Suiza, tras la muerte de la Dra. Marie-Louise von Franz, que en el año 2006,
por la iniciativa del Club Psicológico de Zurich, se publicó en EE.UU., el
libro The Fountain of the Love of Wisdom en el que se incluían artículos
de amigos, discípulos y colaboradores suyos. En aquella ocasión en uno de los
trabajos, se hacía referencia a motivos muy queridos en nuestras tierras, y que
tenía por título: La Dama de Elche y El Santo Cáliz, símbolos del Anthropos
Femenino y del Eros en el acontecer arquetípico del inconsciente colectivo en
nuestro tiempo (6)
Allí se hace
mención a ese Eros, que floreció durante los primeros cuatro siglos de la
España musulmana, pero que con el avance de la reconquista y el paso del
tiempo, quedaría desafortunadamente sepultado entre las ruinas de aquella
elevada civilización, aunque sin embargo, ha permanecido latente hasta nuestros
días en el inconsciente colectivo de los españoles, como lo demuestra por
ejemplo el hecho, de que cuando se descubrió la Dama de Elche (1897), esta llegara
a ser conocida popularmente como “La Reina Mora”.
También en ese escrito se aludía, a la valiosísima pieza arqueológica
del Santo Cáliz, que más allá de todo lo dicho anteriormente, expresa en sí
misma un extraordinario símbolo de unificación de opuestos, porque como es
sabido esta pieza esta sorprendentemente formada por dos recipientes de ágata
cornalina del mismo color, uno griego anterior al siglo I, que pudo estar en la
Última Cena, y con el que podría haber quedado instituido el Sacramento de la
Eucaristía, durante la celebración de la Pascua Judía y el otro vaso que se
encuentra en su base, resulto ser un vaso o naveta hispano-musulmana, probablemente
elaborado en la Córdoba Califal, alrededor del siglo X, que habría sido
utilizado como incensario en algún lugar de al-Andalus, pues recientes estudios
arqueológicos realizados en 1959 (7), encontraron en él de manera inesperada, una
enigmática inscripción árabe, Lil-zahira: “para la más radiante / floreciente”, posiblemente en relación con
Madinat Al-Zahira, la esplendorosa ciudad que mandaría construir en Córdoba Almanzor.
El Cáliz que hoy conocemos según
la tradición, habría sido custodiado desde 1077, en el Monasterio de San Juan
de la Peña, desde donde se defendió con la mayor firmeza, la tradición y
cultura Mozárabe, frente a las pretensiones de Alfonso VI y de la Iglesia
Romana, durante el tiempo del Cid Campeador, cuya figura legendaria llegaría a
representar un inmortal ejemplo de Caballero Mozárabe. Desde aquel monasterio
saldrían ensamblados en 1399, los dos vasos que hoy conforman el Cáliz, el
superior anterior al siglo I, llegado desde Roma a Huesca en el siglo III y el
vaso inferior de origen hispano-musulmán, que fueron unidos mediante una
estructura de oro, formada por un tallo o eje, con un nudo central y unas asas
serpentinas, dibujando la silueta de un corazón, todo ello labrado con delicada
lacería de influencia oriental y motivos vegetales, formando en su conjunto una
alegoría del Árbol del Universo. En la base se encuentra, una montura formada
por un anillo y cuatro tirantes, perlas y piedras preciosas. El conjunto de estos elementos
aluden al símbolo del Eros Cosmogónico, una fuerza de la naturaleza que
representa el principio que mantiene unidas todas las cosas y que por tanto es
capaz de unir a los opuestos. De esta sorprendente manera, un misterioso
destino ha querido dejar entrelazados, estos elementos del Cristianismo y del
Islam, transformando este Cáliz Mozárabe en un verdadero símbolo de unión y
reconciliación, que invita a realizar una profunda reflexión, entre esos dos
mundos que desde la Edad Media, han estado enfrentados por el poder político y
religioso, olvidando la fundamental tarea de humanizar la tierra.
Es pues debido a esta extraordinaria circunstancia, que ahora
nos encontramos ante una manifiesta contradicción, que precisamente sea en esta
misma capilla, donde hoy se custodia esta Sagrada Reliquia, en una genuina
representación de la cultura Mozárabe nacida de la convivencia entre el Cristianismo
y el Islam, se encuentre en ella un cuadro en el que se representa al Patriarca
Juan de Ribera, en relación a uno de los más bárbaros y dramáticos
acontecimientos de nuestro pasado histórico, que en oposición al mensaje cristiano
de amor al prójimo, se ha querido tratar de justificar de diferentes maneras, pero
en él quedó de manifiesto la sombra de la intolerancia, el fanatismo y la
violencia religiosa, que inevitablemente llevaron al fracaso de la convivencia
durante aquel tiempo, y del que precisamente en la actualidad, con tan afligido
y triste recuerdo para algunos, se han conmemorado ya el cuarto centenario
trascurridos desde la tan dolorosa y cruel expulsión de los Moriscos. Ellos fueron
despojados de sus bienes, incluso de sus hijos pequeños e injustamente
arrancados de sus propias raíces vitales, sociales y culturales, lo que tan
desafortunadamente consumaría, una profunda herida en el alma colectiva de
nuestra Nación, que fue iniciada con el avance del espíritu de la reconquista,
la desaparición de la cultura mozárabe, la toma de Granada, la quema de miles
de manuscritos árabes por el Cardenal Cisneros, la inquisición, la expulsión de
los judíos y finalmente su culminación en esta oscura página de la historia.
Juan de Ribera en la
expulsión de los moriscos. F.Domingo
Es también una sorprendente coincidencia que próximamente
en el año 2011, se conmemore el cuarto centenario de la muerte del Patriarca Juan de Ribera, con la
intención de que se dé a conocer al gran público la figura de este religioso y
mecenas, actualmente canonizado, que fue arzobispo de Valencia durante más de
40 años, que si bien él no fue directamente responsable de la decisión de
expulsar a los moriscos, e incluso llegado el momento se opuso a que se
comenzara por los valencianos, fueron precisamente sus tres escritos de 1601-1602
(8), aquellos que más tarde serían utilizados como justificación ideológica
para la expulsión. El cronista Gaspar Escolano, transmitía con las siguientes
palabras en su Década, la situación anímica por la que Juan de Ribera
pasaría en vísperas de su muerte: ...visto el laberinto en que quedaba el
Reyno..., y que la nobleza y el pueblo le hazián cargo de todo como autor que
él avia publicado ser de la salida de los moros y que havía estragado mucha
parte de la afición y estima que le tenían los valencianos, empeçó a sentir
carcoma en su coraçón ... dio en una lenta calentura que vino a quitarle la
vida día de los Reyes del año mil seyscientos y once.
Se hace necesario iluminar en lo esencial el legado que
nuestra cultura andalusí, dejaría en estas tierras hasta el s. XI, cuando
lamentablemente comenzó la extinción de la cultura mozárabe, que a lo largo de
cuatro siglos ya había alcanzado su plena madurez. Son numerosas las leyendas donde
se cuenta que los moriscos antes de su partida, enterraron valiosos tesoros y
por eso no deja de ser muy significativo que fuera en 1898 cuando se descubrió
y desenterró La Dama de Elche, como ya se mencionó anteriormente, se la
denominaría popularmente como “La Reina Mora”, porque tomado como una expresión
simbólica, podría verse así representada la manifestación de un anhelo de
redimir, integrar y curar aquella parte de nuestra alma que había quedado
herida y sepultada en el pasado. Aquel Eros hispano-musulmán que durante
siglos, había llegado a florecer arropado en la convivencia entre las Tres Culturas,
y que llegaría a desarrollar una de las más espléndidas civilizaciones de la
historia. Al-Ándalus, llegaría a producir, un lenguaje musical, poético y
místico de increíble refinamiento, y en donde también florecieron las ciencias,
la tecnología, la filosofía y la más alta concepción del ser humano y su
finalidad última, como así fue mostrado en, El Filosofo Autodidacto (9),
sin duda la que fue la más brillante y trascendente obra del pensamiento
hispano-musulmán, que dejaría escrita el sabio y medico Ibn Tufayl (1100-1185)
de Granada, en previsión de la decadencia que se iniciaba por aquel entonces,
tras las invasiones magrebíes llevadas a cabo por los fanáticos integristas
almorávides y almohades, como un testimonio de la altura ética que ya había
sido alcanzada por algunos, en aquella sociedad de al-Ándalus, donde era
posible el respeto a todas las religiones colectivas y la posibilidad de
trascenderlas en favor del valor del individuo, y de esta manera se anticipaba
nada menos que en nueve siglos, al trabajo que hoy propone la psicología del
profundo en nuestro tiempo, que sitúa como valor central el proceso de
individuación y el símbolo individual de unión de opuestos.
El Santo Cáliz se nos muestra como el más preciado
testimonio surgido en seno de la sociedad y la cultura mozárabe, pero también
nuestra literatura, ensalzaría a Rodrigo Díaz de Vivar, el legendario
Cid Campeador, como un inmortal prototipo de caballero mozárabe (10),
gobernando como señor de Valencia, sobre musulmanes, mozárabes y judíos, y que
ha llegado a convertirse en la actualidad en un mito universal (11). Él encarna
en la leyenda un cierto tipo de héroe mercurial, mediador y unificador, a quien
se vincularía para siempre el conocido verso del Cantar de Mio Cid: “Dios!,
que buen vasallo si tuviera buen señor”, en alusión a Alfonso VI, que traicionando
el espíritu de convivencia del tiempo que le toco vivir, que estuvo expresado en
el impuesto de las parias, este rey lo transformo en un mecanismo de extorsión,
que llegaría a romper la unión y el sutil equilibrio entre los reinos hispano-cristianos
e hispanos-musulmanes, cuando llevado por la codicia de su insaciable ambiciosa,
tras la toma de Toledo, provocaría las invasiones de los fanáticos norteafricanos,
y con ello el comienzo de la decadencia de al-Ándalus y también la desaparición
de la sociedad y cultura mozárabe.
Desafortunadamente, la esencia de la Reconquista fue un
sentimiento religioso, que llevó al fanatismo, a la Inquisición y a la muerte del
apostata. A Jaime I entre otros, desde la Santa Sede le fue inyectado el
espíritu de la cruzada, comprometiéndole en la conquista de las tierras
hispano-musulmanas de Mallorca, Valencia y Murcia. Los mismos Reyes Católicos,
en su matrimonio pactaron una guerra de exterminio contra los
hispano-musulmanes, que se consumó en la toma de Granada, pero las
capitulaciones firmadas en los lugares conquistados pronto dejaban de
respetarse y a aquellos ciudadanos que luego fueron discriminados por su
cultura y religión se les aislaría, se les asaltaría en las morerías, se los
humilló, obligándoles a llevar signos distintivos, al igual que anteriormente
sucedió con los judíos. Se legisló para separar las culturas y les obligaron a
ser bautizados a la fuerza, renunciar a su lengua y su cultura bajo la amenaza
de la muerte o la expulsión, no podían dedicarse más que a las labores
agrícolas, e incluso no podían moverse con libertad, bajo pena de ser esclavos
del que los hallara. Una concordia que se concedió, de cuarenta años para ser
asimilados, dejaría de respetarse al primer año. Humillados durante tanto
tiempo, fruto de semejante sometimiento e injusticias, desafortunadamente
fueron provocados a justas rebeliones y con
ello también se dio lugar al pillaje y a la violencia. Felipe II para
dispersarlos, después de la sublevación de las Alpujarras, llevaría a cabo lo
que los historiadores hoy ya reconocen, como una verdadera limpieza étnica.
Por eso ante la difícil e inquietante situación que estamos
viviendo, por la crisis de civilización que tiene lugar en nuestra sociedad
contemporánea, se hace imprescindible, llevar a cabo una necesaria reflexión
sobre los acontecimientos del pasado y del presente, para que finalmente pueda llegar
a ser curada esa profunda escisión que hemos heredado de nuestros antepasados,
para que esta no pueda volverse nuevamente tan autodestructiva como ya lamentablemente
sucediera en nuestro reciente pasado, cuando una manifestación de este
conflicto latente que ha perdurado a través de los siglos, de alguna manera
también encontró su expresión durante nuestra pasada guerra civil, donde
emociones que fueron reprimidas durante siglos, y que actúan como heridas
psíquicas colectivas, donde también incuban ideas destructivas, terminan proyectando
en el exterior contenidos interiores, que buscan siempre justificaciones en
algún tipo de chivo expiatorio. Esta manifestación del problema psicológico de
la proyección, de los contenidos psíquicos y de los aspectos negativos
personales, en otros a los que se los considera como enemigos, también tiene su
propia manifestación individual en cada uno de nosotros. Se trata de ese
aspecto psíquico inconsciente que está en relación con el problema del mal, que
todavía ha quedado sin resolver en la cultura patriarcal, y que puede verse
reflejado en la antinomia Cristo-Anticristo, a este contenido psíquico oscuro,
en términos psicológicos lo denominamos la sombra.
Desgraciadamente Ortega y Gaset, en su conocido libro La
España invertebrada, con el que pretendía encontrar sentido a la historia
de nuestra Nación, escasamente dedicaría dos párrafos, para nada menos que ocho
largos siglos de nuestra historia, sin darse cuenta que nuestro consciente
colectivo como nación, descansa sobre el profundo y amplio estrato que
representó para nosotros, la cultura hispano-musulmana. Pero Ortega al menos si
que pudo intuir la trascendencia que representaría para el futuro el Mito
del Cid y llegaría a decir en una ocasión: “... pero esta pobre tierra
que hoy puede comprarse por treinta dineros, a producido un poema - el Myo Cid
– que allá, en el fin de los tiempos, cuando venga la liquidación del Planeta,
no podrá pagarse con todo el oro del mundo...” (12). Sirva también
como elocuente ejemplo de nuestras profundas raíces hispano-musulmanas, que el
mismo Cervantes consideraría en su universal novela, que Cide Hamete Benengeli,
un supuesto historiador arábigo, sería el verdadero autor de Don Quijote
de la Mancha, y que Cervantes mismo lo había hecho traducir del árabe al
castellano por un morisco, y el entrañable Ricote retornado del exilio, se
muestra en la obra como un ejemplo de patriotismo y de cristianos sentimientos.
Fue precisamente en el siglo XI, cuando se alcanzó el mayor
esplendor de la España de las Tres Culturas, cuando tuvo lugar en Europa el
despertar del espíritu de las Cruzadas y también un nuevo impulso de la llamada
Reconquista, y en todo ello se encuentra el origen de un aspecto de la
configuración del problema de nuestra sombra colectiva, que representado en el
conflicto entre el Cristianismo y el Islam, posteriormente llegaría a extenderse
por todo el orbe.
Psicológicamente la sombra representa el lado oscuro y
diabólico de la personalidad, nos acerca al problema del mal, nuestra parte
negativa, aquello que no queremos admitir y que es proyectada inconscientemente
en los demás, es también un contenido próximo al mundo de los instintos y actúa
de forma compensatoria respecto del consciente, por eso debemos aprender, con
humildad, a aceptarla y vivir con ella, con la esperanza - Deo concedente - de que pueda ser confrontada e integrada en el
futuro. Pero esto sólo puede ser realizado individualmente en la conciencia, si
es incluida la dimensión psicológica que contiene la esencia de Eros y del
espíritu femenino, porque es este principio el que nos permite que pueda llegar
a ser soportada la tensión de los opuestos, y de esta manera realizada la unión
de los contrarios, consciente e inconsciente, psique y materia, cuerpo y
espíritu... Como pensaban y sentían C.G.Jung y Marie-Louise von Franz, solo
cuando un suficiente número de individuos sean capaces de realizar esta tarea,
relacionándose conscientemente con este contenido y soportando esa tensión de
opuestos en sí mismos, se podrá seguir avanzando hacia un futuro de mayor
conciencia y de concordia, así como hacia una nueva etapa de la evolución
humana.
También se ha de mencionar aquí, la muy loable iniciativa
que recientemente fue presentada, para que las fiestas de Moros y Cristianos
puedan ser proclamadas por la UNESCO, Obras Maestras del Patrimonio Oral e
Inmaterial de la Humanidad. Estos tradicionales festejos populares, son
manifestaciones de arte y cultura popular con gran arraigo en España, y son
celebrados en numerosas poblaciones de varias comunidades, pero de manera muy
especial en numerosos lugares de nuestra Comunidad de Valencia, donde además se
da la circunstancia de que se han visto renovados y se siguen expandiendo a
nuevas poblaciones, hasta incluso en estos últimos años, vemos con asombro que
tienen lugar también en nuestra misma ciudad de Valencia. Estos festejos
representan un homenaje lúdico a la convivencia entre culturas, y desde el
punto de vista psicológico un festivo encuentro de opuestos, que son un
espontáneo ejemplo, de una forma de expresión de nuestra sombra colectiva.
Otro signo en esa misma dirección ha sido, que desde la
Presidencia del Gobierno de España, se halla retomado la idea de la Alianza
de Civilizaciones, y que esta iniciativa tenga en la actualidad el eco
merecido en distintas instituciones internacionales, como entre ellas la ONU.
El espíritu de nuestro tiempo, parece dirigir la Historia hacia
un futuro próximo, en el cual se desarrolle una sociedad, en donde no solo
reine unilateralmente la razón, sino donde también sean integrados los valores
del sentimiento y de la solidaridad, el dialogo intercultural e interreligioso
y el reconocimiento y la valoración de lo individual frente a lo colectivo, así
como la defensa de los derechos humanos, la igualdad entre el hombre y la mujer,
y también el respeto a la Naturaleza.
Citando al Dr. Ramón López-Reyes, el tiempo de Santiago
Matamoros con la espada en alto y los moros bajo los pies de su caballo, ha
terminado. El perdón es necesario, como lo es pedir la reconciliación. Las
cicatrices y heridas que las religiones han causado entre unos y otros son
necesarias que sean sanadas. Tal como sugirió la Dra. Marie-Louise von Franz,
debemos asumir la tarea del futuro, que es iniciar un movimiento de
reconciliación, quizá en Valencia, que pueda incluir el Eros, en el diálogo
entre cristianos y musulmanes.
Nosotros los valencianos podemos estar orgullosos y dar
testimonio al mundo, de que tenemos desde la Edad Medía, la custodia de un
símbolo sin igual de unión de opuestos a través del Eros, como es el Santo
Cáliz de nuestra Catedral, que representa de una manera única y excepcional, un
verdadero símbolo de unidad y totalidad para los nuevos tiempos.
Porque este admirable Cáliz Mozárabe, podría ser tomado
como un verdadero legado de aquella cultura hispano-musulmana, que pudo
desarrollarse durante cuatro siglos, antes de ser destruida y en la que
pudieron convivir en su seno las Tres Religiones del Libro. Podemos decir
también que este Cáliz Mozárabe, se muestra hoy ante nosotros, como una nueva
alianza, que encarna, la esperanza en un futuro, en el que quizás podamos ser
capaces, de soportar tanto en nosotros mismos, como en el mundo que nos rodea,
la tensión de los opuestos.
Para terminar quisiéramos manifestarles nuestro
agradecimiento por la atención prestada, con la firme esperanza de que podamos
seguir venerando en el futuro, tan preciada reliquia y tan preciado símbolo,
capaz de reconciliar al mundo, en La Capilla del Santo Cáliz de la Catedral
de Valencia, liberada finalmente de la compañía de esa dramática imagen del
cuadro, que rememora tan oscuros y trágicos acontecimientos de nuestro pasado.
Rafael Monzó Giménez
Notas:
1 El gran entuerto
de la expulsión de los Moriscos. Fco. Márquez Villanueva. Universidad de
Harvard. El País 13/09/2010
2 Leyenda del grial,
desde una perspectiva psicológica. Emma Jung, Marie-Louise von Franz. Ed.
Kairós, 1999, Barcelona
3
C.G.Jung´s Rehabilitation der Gefühlsfunktion in unserer Zivilistion.
Marie-Louise von Franz, en Contributions to Jungian Psychology. Ed. José
Zavala, Rafael Monzó, G. Rusca, 1991, V. Orenga, Valencia
5 Hall Ar-Rumuz (Clearing of Enigmas),
Muhammad ibn Umail. Historical Introduction and Psychological Comment.
Marie-Louise von Franz verlag@fotorotar.ch, Switzerland, 1999
7 El
Santo Cáliz de la Catedral de Valencia. Antonio Beltrán. Instituto
Diocesano Valentino “Roque Chabas”. Octavio y Félez, S.A. Zaragoza, 1960.
8 El escamoteo del
tercer papel de Patriarca Ribera a favor de la expulsión de los Moriscos.
Rafael Benítez Sánchez- Blanco. Revista de Historia Moderna nº 27 (2009) pp.
179-192
9 El filósofo Autodidacto. Ibn Tufayl. Traducción
de Ángel González Palencia. Editorial Trotta, Madrid, 1995.
10 El Cid, personaje mozárabe. J. Camón Aznar, Revista de Estudios
Políticos, 17 (1947)